Dije que lo quería todo, no que lo necesitaba. Así que, mejor diré que lo tengo todo. O mejor, o distinto, no tengo todo.

 Con el vino en la mano, la cabeza sobre el cuello y las ideas saltando de pared a pared.

Con la luz prendida, las piernas cruzadas y una columna que erguida se mantiene.

Con el pelo suelto, los hombros descubiertos y las emociones a flor de piel.

lo sinuoso del camino

 La forma en que percibimos a veces puede generar frustración, tristeza, expectativas, desánimo, miedos.

Y quién nos ha enseñado, o mejor dicho, por qué hemos decidido llevar como mochila con piedras dentro, estas sensaciones? Por qué hemos decidido cargar con ello?

Es que, en mi opinión, la elección va más allá de cargar o no, de tener expectativas o no, de soñar o no: ya que las lágrimas son parte del camino, al igual que la mochila, que las piedras, que los miedos y los momentos de frustración y desánimo. 

Las expectativas pueden potenciarte y a la vez, hacerte tocar fondo hasta lo más próximo a querer regresar a el útero. La tristeza puede hacerte sentir sumamente vivo y los miedos pueden ser tus compañeros.

Lo sinuoso del camino es la línea recta de la vida misma. A veces es explotar, a veces es llorar, a veces es chocar, a veces es gritar. A veces es tener un pensamiento tan grande que notas tu existencia humilde como una hormiguita y a veces es notar que sos enorme, gigante, expansivo, al igual que el planeta mismo.